Si bien
los atrapasueños poseen siglos de existencia, y nadie sabe exactamente cuantos,
lo cierto es que se popularizan en las década de los ’60 y ’70 con el
surgimiento del movimiento de los hippies. Gracias a ese enfoque de
espiritualidad, amor y paz, los atrapasueños fueron re-descubiertos.
Desde un
punto de vista más histórico, los atrapasueños se le
atribuyen a la tribu Ojibwa y están basados en su antigua leyenda.
Originalmente se confeccionaban a mano, formados por un aro circular de
aproximadamente nueve centímetros de diámetro, hecho con sauce, dentro del cual
se tejía una red imitando una tela de arañas, con nervios, cuerdas o hilos
(antiguamente se hacían con fibras de ortiga), teñidos de color rojo y
colocados sobre los lechos de los niños para poder filtrar los malos sueños.
Con el tiempo los atrapasueños se extendieron hacia otros
pueblos nativos norteamericanos, para muchos como símbolo de identificación de
la cultura nativa y para otros como algo negativo pues se habían convertido en
un producto comercial rompiendo esto con la antigua tradición. En la actualidad
son fabricados de diversos materiales y con diferentes formas, siendo
comercializados en muchas partes del mundo.
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